En 2023, Bolivia registró un déficit fiscal del Sector Público No Financiero (SPNF) de 34.146,9 millones de bolivianos, equivalente al 10,9% del Producto Interno Bruto (PIB), según datos oficiales del Ministerio de Economía. Este resultado, significativamente mayor a lo proyectado por el Gobierno, pone de relieve los desafíos fiscales que enfrenta el país.
Durante ese año, el sector público obtuvo ingresos totales de aproximadamente 110 mil millones de bolivianos, de los cuales 109.969 millones provinieron de ingresos corrientes. Sin embargo, los gastos superaron los ingresos, con un total de 144.234 millones de bolivianos en egresos, de los cuales 122.578 millones correspondieron a gastos corrientes.
El resultado fue un déficit global de más de 34 mil millones de bolivianos, cifra que también se traduce en 4.977,6 millones de dólares, tomando en cuenta el PIB nominal de 2023, que fue de 45.464 millones de dólares, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Desviación de las proyecciones oficiales
El Ministerio de Economía y el Banco Central de Bolivia (BCB) habían proyectado inicialmente un déficit de 7,49% del PIB para 2023. Sin embargo, el resultado final superó en 3,41 puntos porcentuales esa estimación, reflejando un manejo fiscal más complejo de lo previsto.
Para 2024, el Gobierno espera reducir el déficit fiscal al 8,8% del PIB, según lo establecido en el Presupuesto General del Estado (PGE) y en el programa suscrito con el BCB.
Financiamiento del déficit
El déficit de 2023 fue financiado principalmente a través de créditos internos y externos. El informe del Ministerio de Economía señala que el crédito interno neto alcanzó los 32.680 millones de bolivianos, mientras que el crédito externo neto sumó 1.466 millones. Este esquema de financiamiento pone en evidencia la necesidad de recurrir a préstamos tanto nacionales como internacionales para cubrir el desequilibrio en las cuentas públicas.
El reto fiscal hacia adelante
Con un déficit corriente que superó los 12.608 millones de bolivianos en 2023, el panorama fiscal del país se enfrenta a una situación delicada, donde las expectativas de recuperación económica y control del gasto serán clave para mitigar los riesgos financieros en el mediano plazo.