Desde el 1 de enero hasta el 31 de marzo, Bolivia ejercerá la Presidencia del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), un rol clave en el que coordinará la elección del próximo Secretario General, quien sucederá a Luis Almagro al término de su mandato de diez años en marzo.
El Consejo Permanente, compuesto por los embajadores de los 33 países miembros, es el principal órgano de gobierno de la OEA. La presidencia de este organismo rota aproximadamente cada ocho años entre los Estados miembros. Bolivia desempeñó por última vez este cargo entre abril y junio de 2017, bajo la dirección del entonces embajador Diego Pari Rodríguez.
En esta ocasión, el embajador Héctor Arce Zaconeta liderará la presidencia del Consejo, con el compromiso declarado de adherirse estrictamente al reglamento interno y a la Carta de la OEA, documentos fundamentales para el funcionamiento del organismo.
La elección del nuevo Secretario General será el principal desafío del período. Este proceso tiene un significado particular para Bolivia, dado el polémico informe presentado por Almagro sobre las elecciones generales bolivianas de 2019. En dicho informe, la Secretaría General denunció “manipulaciones dolosas” e “irregularidades graves”, lo que desencadenó un intenso debate sobre la transparencia del proceso electoral y el papel de la OEA en la región.
La gestión de Bolivia al frente del Consejo Permanente representa una oportunidad para promover el fortalecimiento del multilateralismo en el hemisferio y para reafirmar su compromiso con la democracia, la transparencia y el respeto al derecho internacional.