En un giro significativo para la industria energética de Argentina, el país dejará de importar gas natural de Bolivia en los próximos meses. Este cambio se producirá con la finalización de la obra de reversión del Gasoducto Norte, un proyecto clave que permitirá a Argentina redirigir su suministro de gas y explorar nuevas oportunidades de exportación.
El acuerdo de importación, que data de 2006, se inició con un contrato firmado por los ex presidentes Néstor Kirchner y Evo Morales. Este convenio, que entró en vigor el 1 de enero de 2007, estaba previsto para durar 20 años, hasta el 31 de diciembre de 2026. Durante estos 18 años, Argentina pagó alrededor de 20 mil millones de dólares a Bolivia por el suministro de gas, una cifra que ha sido fundamental para la economía boliviana.
La finalización de la reversión del Gasoducto Norte marca el fin de una era de dependencia energética de Argentina de su vecino boliviano. Este gasoducto, que actualmente transporta gas desde Bolivia, cambiará su flujo para permitir el transporte de gas argentino hacia siete provincias del norte del país. Además, se abrirán nuevas rutas para exportar gas a Brasil, lo que diversificará aún más las oportunidades comerciales de Argentina en el sector energético.
El avance de este proyecto es respaldado por la construcción del Gasoducto de Integración Federal, que une las localidades de Tío Pujio y La Carlota en Córdoba. Esta infraestructura, desarrollada por las empresas Techint y Sacde, será entregada a la empresa pública Energía Argentina (Enarsa). La finalización de estos proyectos subraya la capacidad de Argentina para autosuficiencia energética, en gran parte gracias a los depósitos de Vaca Muerta, una de las mayores reservas de gas no convencional del país.
Con la reversión del Gasoducto Norte y la expansión de sus capacidades de transporte, Argentina no solo reducirá su dependencia de las importaciones, sino que también se posicionará como un exportador clave en la región, especialmente hacia el mercado brasileño. Este cambio representa un hito significativo en la evolución del sector energético argentino y en la relación comercial entre los dos países sudamericanos.