El director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Germán Jiménez, anunció este lunes que en los últimos tres días se ha registrado una “sobredemanda” de casi 1,7 millones de litros de combustible debido a especulaciones infundadas. A pesar de esta situación, el Gobierno ha afirmado que el reabastecimiento de combustible se está llevando a cabo con normalidad.
Jiménez explicó que la circulación de audios con amenazas de tomar estaciones de servicio ha generado alarma en la población. Sin embargo, aseguró que el suministro de combustible se restableció completamente el domingo, y las plantas de distribución comenzaron a operar desde la medianoche del lunes.
Desde la planta de Senkata en La Paz, los funcionarios confirmaron que los despachos de combustible se realizan de manera regular desde la medianoche de este lunes.
El domingo, el Gobierno garantizó una provisión de 40 millones de litros de combustible, con un enfoque especial en el diésel. No obstante, el sector de transporte pesado manifestó que la cantidad importada desde Chile es insuficiente para satisfacer la demanda nacional.
“Actualmente, tenemos 1.000 cisternas tanto en el exterior, en la frontera, como dentro del territorio nacional con combustible para el país. Esta es una gran cantidad, estamos hablando de casi 40 millones de litros”, declaró Jiménez.
En Santa Cruz, desde la planta de Palmasola, se informó que el despacho de combustible también se está llevando a cabo sin inconvenientes. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) señaló que 1.000 camiones cisterna están distribuyendo carburantes en todo el país, y se espera la llegada de otros 350 camiones provenientes de Perú, Chile, Argentina y Paraguay.
Jiménez enfatizó que las estaciones de servicio en La Paz ya están abastecidas y que se está realizando un monitoreo constante para asegurar el suministro. Además, detalló que la demanda diaria de diésel y gasolina en el país es de 7 millones de litros para cada combustible y que, gracias al reabastecimiento, se espera que las filas en los surtidores comiencen a reducirse.
Con estas acciones, el gobierno boliviano busca calmar a la población y asegurar el abastecimiento continuo de combustibles, garantizando así la normalidad en las actividades económicas y cotidianas del país.