Alemania, la mayor economía y el país más poblado de la Unión Europea, ha dado un vuelco político significativo tras las elecciones generales celebradas este domingo. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por Friedrich Merz, se ha impuesto con un 28,5% de los votos, según proyecciones de la cadena pública ARD. Sin embargo, el dato más impactante de la jornada es el ascenso de Alternativa para Alemania (AfD), que ha logrado un histórico segundo puesto con el 20,5% de los sufragios, su mejor resultado en unas elecciones federales.
Merz celebró el triunfo con un mensaje de urgencia: “El mundo no espera, ni a largas y difíciles negociaciones de coalición. Tenemos que sentar pronto las bases para que Alemania vuelva a ser bien gobernada”. Pese a la victoria, la CDU no alcanzó el 30% previsto en las encuestas y necesitará aliados para formar gobierno. Merz ha descartado cualquier pacto con la AfD, manteniendo el “cordón sanitario” que aísla a la ultraderecha.
Las opciones de gobierno se reducen a una coalición con los socialdemócratas (SPD) y los Verdes, aunque el canciller saliente Olaf Scholz ha rechazado la posibilidad de gobernar con la CDU. Esto allana el camino para un posible tripartito, cuyas negociaciones se anticipan complejas.
Ascenso sin precedentes de la ultraderecha
La AfD se consolidó como la segunda fuerza política del país con un discurso ultraconservador y antiinmigración. Alice Weidel, su candidata, calificó el resultado de “éxito histórico” y abrió la puerta a negociar con la CDU, propuesta que Merz rechazó categóricamente.
El avance de la AfD reconfigura el mapa político alemán y podría fortalecer a otros movimientos de derecha radical en Europa. Su ascenso responde al descontento con la coalición saliente, especialmente en temas de inmigración y economía, ejes centrales de la campaña electoral.
Desplome del SPD y la coalición gobernante
Los socialdemócratas sufrieron una derrota histórica, cayendo al tercer puesto con un 16,4% de los votos, su peor resultado en unas elecciones federales. Scholz calificó la caída como “amarga”, mientras que el ministro de Defensa, Boris Pistorius, la describió como “devastadora y catastrófica”.
Los Verdes, también parte del gobierno saliente, obtuvieron un 12% de los votos, mientras que La Izquierda (Die Linke) resurgió con un 8,6%. Por su parte, los liberales del FDP podrían quedar fuera del Parlamento al no alcanzar el umbral del 5%, lo que ha llevado a su líder, Christian Lindner, a anunciar su posible retirada si se confirma este escenario.
Impacto en Alemania y Europa
El giro a la derecha refleja un creciente malestar entre los votantes: un 83% de los alemanes se declara preocupado por la situación del país, según ARD. Merz, abogado y exejecutivo de BlackRock sin experiencia en el gobierno, enfrentará desafíos como la recesión económica, la crisis migratoria y un panorama geopolítico incierto.
El ascenso de la AfD también plantea interrogantes sobre el futuro de la política alemana y europea. Aunque Merz ha reiterado su rechazo a pactar con la ultraderecha, su disposición a aceptar votos de la AfD en asuntos migratorios ha suscitado críticas y dudas sobre su estrategia futura.
Con una participación histórica del 83-84%, la más alta desde la reunificación en 1990, los alemanes han enviado un mensaje claro: demandan cambios en un contexto de incertidumbre global. Ahora, el reto de Merz será formar un gobierno estable que responda a estas demandas sin fracturar aún más el escenario político.