Desde la madrugada del lunes, comunidades interculturales del municipio cruceño de San Julián han iniciado un bloqueo indefinido en la carretera que conecta Santa Cruz con Trinidad. La medida, que ya ha generado extensas filas de vehículos, busca presionar al Gobierno para atender un pliego de demandas que incluye el suministro regular de combustible y otros 11 puntos prioritarios para el desarrollo local.
El pliego petitorio exige garantizar los cupos de diésel y gasolina asignados, supervisar su distribución para evitar abusos de intermediarios y destituir a funcionarios de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y Sustancias Controladas, acusados de ineficiencia.
Asimismo, solicitan la construcción de infraestructura vial, como los tramos Los Troncos-Okinawa y Cruce-Brecha Casarabe, además de proyectos clave como un sistema de alcantarillado sanitario y un hospital de segundo nivel en San Julián.
Otro punto crítico es la reactivación de una planta aceitera inaugurada en diciembre de 2024, que aún no ha iniciado operaciones, junto con medidas urgentes para frenar el alza en los precios de productos básicos.
Impacto y contexto
El bloqueo, aprobado en una asamblea comunal, busca una respuesta concreta del Gobierno central. La protesta afecta directamente a transportistas y productores que dependen de esta vía para trasladar bienes y alimentos, lo que podría derivar en desabastecimientos en la región.
Hasta el momento, las autoridades no han emitido una respuesta oficial, lo que ha aumentado la incertidumbre. Los líderes del bloqueo han señalado que no cesarán su medida de presión hasta que todas sus demandas sean atendidas.