El Presupuesto General del Estado (PGE) 2025 contempla un gasto de al menos 56 millones de dólares semanales para mantener la subvención de combustibles en Bolivia, según informó el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo. Este subsidio permite que el precio del litro de diésel se mantenga en Bs 3,72 y el de gasolina en Bs 3,74, a pesar del alto costo de importación.
“El presupuesto incluye los recursos necesarios para garantizar la subvención durante toda la gestión 2025”, señaló Gallardo en una entrevista con televisora estatal.
El proyecto de ley del PGE 2025, enviado al Legislativo el 31 de octubre por el presidente Luis Arce, está en proceso de análisis en la Cámara de Diputados.
Medidas para reducir costos
El Gobierno busca disminuir la carga de la subvención mediante iniciativas como la planta de biodiésel en Santa Cruz, ya operativa, y otra similar en El Alto, que se espera entre en funcionamiento en marzo o abril de 2025. Estas instalaciones procesarán aceites usados y grasas para producir combustibles alternativos.
Actualmente, Bolivia importa más del 50% de la gasolina que consume y el 86% del diésel, lo que ha incrementado los costos para el Estado. Además, la producción nacional de hidrocarburos ha caído significativamente. En 2014, el país producía 18,6 millones de barriles de petróleo al año, pero en 2023 esta cifra se redujo a 8,6 millones, mientras que la producción de gas disminuyó en un 40% en la última década.
Exploración y producción
Para revertir esta tendencia, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ejecuta el Plan de Reactivación del Upstream (PRU), que incluye 56 proyectos exploratorios orientados a aumentar la producción de hidrocarburos. El objetivo es refinar estos recursos en el país para producir gasolina y diésel, reduciendo así la dependencia de las importaciones.
En paralelo, el Gobierno autorizó la importación de combustibles por parte del sector privado agroindustrial, como una medida para garantizar el suministro sin afectar el mercado interno.
Implicaciones económicas
El subsidio a los combustibles, aunque esencial para mantener precios accesibles, representa una carga significativa para el Estado. La estrategia gubernamental busca equilibrar esta necesidad con proyectos que fomenten la producción nacional y alternativas sostenibles. Sin embargo, el desafío principal sigue siendo revertir la caída en la producción de hidrocarburos, un factor clave para reducir la dependencia de las importaciones y aliviar la presión fiscal.