Una devastadora riada golpeó el municipio de Luribay el pasado fin de semana, dejando un saldo de más de 3.000 familias afectadas en 86 comunidades. El Concejo y la Alcaldía declararon la región en situación de desastre, mientras claman por la intervención urgente de la Gobernación de La Paz y el Gobierno central.
La crecida del río destruyó carreteras claves, incluyendo la plataforma de un camino en el sector de Catavi, lo que dejó incomunicado al municipio. Los pobladores ahora se ven obligados a atravesar cerros peligrosos y fangosos, exponiendo su seguridad.
Golpe al sector productivo
La riada arrasó con cientos de hectáreas de cultivos de hortalizas, afectando directamente a unas 1.800 familias, incluyendo comunidades del vecino municipio de Yaco. Esta región es una de las principales proveedoras de hortalizas para los mercados del país, lo que podría generar impactos en la oferta de alimentos.
“Justamente en esta época de hortalizas se ha registrado el mayor daño. Estamos hablando de casi 1.800 familias perjudicadas”, afirmó el asambleísta departamental Javier Soto, quien ha pedido una respuesta inmediata de las autoridades.
Hasta ahora, la Gobernación de La Paz, encabezada por Santos Quispe, no se ha pronunciado oficialmente. Soto señaló que el Servicio Departamental de Caminos (Sedcam) debería evaluar los daños y movilizar maquinaria pesada para habilitar vías críticas. Por su parte, Defensa Civil comprometió apoyo, que se espera se active en las próximas horas.
Pronóstico preocupante
El panorama podría complicarse aún más, ya que las previsiones meteorológicas anuncian más lluvias en la región. Los habitantes de Luribay temen que las condiciones empeoren, profundizando la crisis humanitaria y los daños materiales.
La declaración de desastre busca agilizar la llegada de ayuda y recursos, mientras los afectados intentan sobrellevar la difícil situación en medio de la incertidumbre.