El transporte urbano de Cochabamba y otros sectores del país han declarado emergencia debido al desabastecimiento de diésel, una crisis que paraliza parcialmente las actividades del sector y afecta a miles de usuarios. Según el transporte federado, más del 80% de micros y trufis permanecen varados en largas filas para abastecerse de combustible, imposibilitando su operación normal.
“En el transporte urbano apenas opera un 15%. En el transporte interdepartamental y pesado, el porcentaje no supera el 20%. Muchos conductores optan por no trabajar porque cargar combustible puede tomarles hasta dos días”, explicó José Orellana, representante del sector.
La problemática no solo impacta a Cochabamba. En ciudades como La Paz y Santa Cruz, la situación es igualmente crítica, con transportistas esperando horas, incluso días, para llenar los tanques de sus vehículos. Además, el combustible adquirido solo alcanza para operar por un breve período, obligándolos a repetir el tedioso ciclo de espera.
Ante este panorama, los transportistas exigen soluciones inmediatas al Gobierno nacional. Según Orellana, el agotamiento y la incertidumbre entre los conductores son evidentes: “Las bases están desesperadas, en un estado de estrés e incertidumbre total. Ya no sabemos qué decirles”, afirmó.
El sector advierte que la falta de combustible está volviéndose insostenible, afectando no solo la economía de los transportistas, sino también el transporte de pasajeros y mercancías, esenciales para la actividad diaria del país.