La tarde de este lunes, transportistas del municipio cruceño de Buena Vista bloquearon la carretera nueva Santa Cruz-Cochabamba, exigiendo el suministro de diésel tras 12 días consecutivos sin recibir combustible. La protesta interrumpe una de las principales arterias comerciales del país y evidencia la persistente escasez de combustibles que afecta a la región.
“Son 12 días que no recibimos ni un litro de diésel en el surtidor donde estamos esperando”, denunció José Ernesto Viruez, uno de los conductores afectados. Según el transportista, la semana pasada se realizó una protesta similar, pero las autoridades pidieron un cuarto intermedio con la promesa de resolver la situación, lo que no se cumplió.
El malestar del sector apunta directamente a la falta de respuesta de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). Además del impacto en las actividades productivas y comerciales, los transportistas denuncian problemas de salud entre sus colegas. Viruez mencionó que algunos conductores, al carecer de viáticos, enfrentan dificultades para alimentarse. En los últimos días, dos transportistas necesitaron atención médica.
Gobierno anuncia medidas
Ante la crisis, el Gobierno nacional anunció un plan para aumentar la distribución de diésel en Santa Cruz, con el objetivo de alcanzar los 2,7 millones de litros diarios a partir de este lunes. Según el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, la prioridad será atender al sector productivo, sin descuidar a otros sectores como el transporte y la industria.
No obstante, los transportistas calificaron las medidas como insuficientes y exigieron acciones inmediatas y concretas para garantizar el suministro y estabilizar sus operaciones.
Impacto económico y social
El bloqueo en Buena Vista pone de manifiesto la gravedad del conflicto y su impacto en el desarrollo económico del país. La interrupción del tránsito en esta ruta clave incrementa los costos y genera retrasos en la distribución de bienes, afectando tanto al comercio nacional como a las operaciones logísticas.
Los transportistas advirtieron que mantendrán la medida de presión hasta recibir soluciones definitivas. La falta de diésel no solo afecta su trabajo, sino que amenaza con paralizar actividades económicas esenciales en una región vital para el país.