La Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia se vio envuelta en un tenso incidente este viernes, cuando parlamentarios del ala “evista” del Movimiento al Socialismo (MAS) protagonizaron una agresión contra el presidente de la Asamblea, David Choquehuanca. Durante la sesión en la que se esperaba la presentación del informe de gestión del presidente Luis Arce, legisladores lanzaron tomates, flores, agua y gritaron insultos contra Choquehuanca, forzando la suspensión de la sesión.
Personal de seguridad tuvo que intervenir para proteger a Choquehuanca, cubriéndolo con un saco y resguardándolo de los objetos lanzados. El vicepresidente hizo un llamado a la calma e instó a los legisladores a mantener la compostura, pero las tensiones continuaron en el hemiciclo.
El conflicto reflejó una profunda división en el MAS, partido de gobierno, entre los seguidores de Evo Morales, conocidos como “evistas”, y los partidarios de Luis Arce, denominados “arcistas”. La diputada María Alanoca, aliada del ala evista, fue una de las figuras más destacadas en las protestas contra Choquehuanca, con gritos y gestos de repudio. Este acto fue replicado por otros legisladores, principalmente mujeres, quienes llegaron incluso a enfrentarse físicamente con parlamentarias del bloque arcista que defendían a Choquehuanca y abogaban por el orden en la sesión.
En un contexto de crecimiento económico moderado pero con tensiones internas, Arce destacó la necesidad de llegar al Bicentenario del país, en 2025, con estabilidad y cohesión, señalando que solo la unidad permitirá consolidar los avances en desarrollo social y estabilidad económica.
Arce, sin mencionar directamente las tensiones internas del MAS, enfatizó su compromiso con la democracia y el desarrollo económico, exhortando a los bolivianos a superar las diferencias políticas para mantener la estabilidad.
Implicaciones para el futuro político de Bolivia
Los recientes enfrentamientos reflejan una creciente fragmentación en el MAS, el partido que ha dominado la política boliviana durante casi dos décadas. La división entre los “evistas” y los “arcistas” plantea serios desafíos para la gobernabilidad del país, ya que amenaza con desestabilizar la gestión de Arce y podría comprometer la unidad en torno a la que el presidente intenta cimentar su administración.
Para los ciudadanos, estos conflictos generan incertidumbre en cuanto a la capacidad del gobierno de manejar efectivamente los desafíos nacionales. La imagen de la Asamblea, además, se ve deteriorada ante los episodios de violencia y agresiones, lo cual podría erosionar la confianza en las instituciones y dificultar la cohesión social que el presidente intenta fomentar.
El panorama de cara a 2025 se vislumbra complicado si las divisiones internas persisten, lo que subraya la urgencia del llamado de Arce a la unidad para garantizar una Bolivia estable y en paz.