El Comando General del Ejército informó este viernes la evacuación de las familias de los militares de la Novena División del Ejército en Ibuelo, trópico de Cochabamba, tras el asedio de cocaleros y comunarios en las inmediaciones del cuartel desde el pasado domingo. La medida se tomó para salvaguardar la seguridad de esposas e hijos de los uniformados, quienes permanecían en el recinto bajo una creciente presión que incluía amenazas y corte de servicios básicos.
La situación de tensión se desencadenó luego de que Evo Morales, expresidente y líder de las Seis Federaciones del Trópico, denunciara que su vehículo fue atacado a balazos en la carretera mientras se desplazaba por el área. Morales atribuyó la agresión a uniformados, quienes luego ingresaron al cuartel en cuestión. Esta acusación motivó que grupos de cocaleros rodearan las instalaciones militares en busca de dos vehículos señalados como parte del incidente.
El Ejército, en un esfuerzo por reducir las tensiones, entregó los vehículos a los manifestantes. Estos, no obstante, procedieron a quemar ambos motorizados. Desde entonces, el asedio ha impedido la normal circulación de insumos y el acceso a servicios básicos en la instalación militar.
La situación generó preocupación entre los familiares de los uniformados, quienes solicitaron con urgencia la evacuación ante el temor de un ataque violento. Javier Burgoa, suegro de uno de los militares, relató que los allegados recibieron amenazas de que los manifestantes entrarían al cuartel para saquear y quemar las instalaciones. Estas amenazas llevaron a que incluso algunos familiares expresaran su angustia en cartas de despedida, temiendo por su seguridad.
A través de un comunicado, el Ejército agradeció las muestras de solidaridad y la cooperación recibida para llevar a cabo la evacuación de manera segura. Sin embargo, el cerco persiste, y la incertidumbre sobre el futuro de las operaciones y el personal en la zona sigue latente.