Este jueves se cumplen cuatro días de bloqueo por parte de sectores afines al expresidente Evo Morales, que han aislado casi por completo al departamento de Cochabamba del resto del país. Las medidas de presión se extienden por varias rutas interdepartamentales, afectando gravemente la circulación y el transporte de mercancías.
El punto más tenso se vivió en la localidad de Epizana, en la ruta antigua que conecta Cochabamba con Santa Cruz y el sur del país. En la jornada del miércoles, la policía intentó despejar el bloqueo utilizando gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Sin embargo, los bloqueadores respondieron lanzando petardos, piedras y otros objetos, lo que desencadenó un enfrentamiento que se prolongó desde la tarde hasta bien entrada la noche.
A pesar de la intervención policial, que logró momentáneamente restablecer la circulación en la zona, retirando escombros y permitiendo el paso de vehículos pesados que habían quedado varados desde el lunes, la calma fue breve. Horas después, un grupo de manifestantes retornó y reinstaló el bloqueo. Esta vez, derribaron árboles, colocaron piedras y lanzaron rocas desde las colinas cercanas para bloquear nuevamente la carretera.
La situación ha generado un fuerte impacto, especialmente para el transporte pesado, que ha sufrido retrasos considerables. Además, cientos de personas, obligadas a caminar largas distancias con sus pertenencias, se vieron forzadas a realizar transbordos en busca de continuar su viaje hacia destinos en el oriente y sur del país.
El retorno del bloqueo y la escalada en la tensión busca liberar a Evo Morales de los procesos penales en su contra.
El bloqueo de Epizana y otros puntos en Cochabamba no solo afecta a la población local, sino que también interrumpe el comercio y la distribución de productos esenciales a otras regiones de Bolivia. Las autoridades no han logrado hasta el momento un acuerdo con los sectores movilizados, y la posibilidad de nuevos enfrentamientos persiste mientras las vías continúan cerradas.