DW.- Al sur de la capital libanesa, un bombardeo alcanzó al amanecer el barrio chiita de Haret Hreik, minutos después de que el Ejército israelí llamara a evacuar la zona. Las fuerzas israelíes afirman que apuntaron contra un depósito de “armas estratégicas perteneciente a la organización terrorista Hezbolá”, pese a que Estados Unidos, principal aliado de Israel, se dijera la víspera “opuesto” a la campaña de bombardeos israelíes en la capital libanesa.
Fue el primer bombardeo en varios días en la periferia sur de Beirut, donde Israel concentró los ataques desde que inició su campaña en Líbano hace casi un mes, antes de bombardear otras zonas del este y del sur del país, principalmente.
Bombardeo israelí “deliberado”
También en Nabatiyeh, en el sur del Líbano, Israel llevó a cabo una decena de bombardeos en la capital provincial, bastión de los movimientos chiitas proiraníes Hezbolá y Amal, indicó la gobernadora de la provincia, Howaida Turk.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, condenó este bombardeo israelí “deliberado”, que tuvo como objetivo “una reunión del Consejo Municipal” de la localidad de Nabatiyeh, dijo. Según el Gobierno, el ataque tuvo lugar mientras los funcionarios abordaban planes de emergencia y de prestación de servicios en medio de la campaña de ataques aéreos de Israel, que ha castigado a Nabatiyeh con dureza.
Entre las personas que murieron en los bombardeos, que alcanzaron dos edificios del Ayuntamiento, se encuentra el alcalde de Nabatiyeh, Ahmad Kahil, dijo la gobernadora, que describió “una masacre”. El Ministerio de Salud libanés reportó un balance de al menos cinco fallecidos.
“Esta nueva agresión, que se añade a todos los crímenes cometidos por el enemigo israelí contra los civiles, es el resultado de un mundo que deliberadamente guarda silencio sobre los crímenes de la ocupación, lo que la alienta a persistir en sus malas acciones y crímenes”, denunció Mikati en su nota.
Por tierra, mar y aire
Con este fin, también la Marina israelí ha lanzado “decenas” de ataques contra en apoyo a la ofensiva terrestre del Ejército de Israel en el sur del Líbano. “Los buques (israelíes) atacaron lanzacohetes, estructuras militares e instalaciones de almacenamiento de armas de la organización terrorista Hezbolá”, asegura un comunicado castrense.
“Durante los últimos meses, hemos operado codo con codo en el aire, en el mar y en tierra. Continuaremos operando y atacando con fuerza según sea necesario para que los residentes del norte (de Israel) puedan regresar a sus hogares de manera segura”, afirmó el comandante de la región naval de Haifa, Eli Soholitzky.
Tras casi un año de enfrentamientos armados con Hezbolá en la frontera israelí-libanesa y después de debilitar a Hamás en la Franja de Gaza, el Ejército israelí puso el foco de la guerra en Líbano, , con el objetivo declarado es alejar a Hezbolá de las regiones fronterizas y poner fin al lanzamiento de cohetes para que cerca de 60.000 israelíes desplazados puedan regresar a sus casas.
Denuncia del Líbano ante la ONU
“El Líbano condena la continua violación por parte de Israel de su soberanía por mar, tierra y aire y los ataques contra posiciones del Ejército libanés, ambulancias y organismos de socorro, así como civiles que no participaban en los actos bélicos”, reaccionó el Ministerio de Exteriores libanés en un comunicado.
En la nota, indicó que presentó este miércoles una nueva denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, “para documentar la agresión israelí” contra el Líbano y con el objetivo de “presionar a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad para que tome medidas para detenerla”, al tiempo que calificó de “indiscriminados” los bombardeos de Israel contra amplias zonas del país.
Exteriores denunció que Israel ha atacado “estaciones de suministro de agua”, el paso fronterizo de Masnaa -que conecta el este del Líbano con Siria- y las inmediaciones del yacimiento arqueológico de Baalbek, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) desde 1984.
“Israel está intentando por la fuerza y por medios militares hostiles imponer su visión de seguridad en la región contra la soberanía de los países” en base a “pretextos que no tienen ninguna evidencia”, consideró el Gobierno libanés.
Sin alto al fuego a la vista
Más de 2.300 personas han muerto en todo el Líbano desde el estallido de la violencia entre Israel y Hezbolá, considerado como organización terrorista por Estados Unidos, Alemania y otros países occidentales, el pasado 8 de octubre de 2023.
Se calcula que alrededor de 1.500 de estas muertes se han producido desde el inicio de la campaña de bombardeos masiva israelí, el 23 de septiembre, concentrada en el sur y el este del Líbano, pero también en los suburbios sur de Beirut. Más de 1,2 millones de personas se han visto desplazadas por estos ataques, según cifras oficiales.
Afirmando actuar en apoyo de Hamás, Hezbolá abrió un frente contra Israel un día después del ataque de islamistas palestinos contra ese país, que desencadenó la guerra en Gaza. El número dos del movimiento chiita, Naim Qasem, advirtió la víspera que su grupo llevaría a cabo ataques en “todo” Israel, asegurando que “la solución” para poner fin a la guerra en Líbano es “un alto el fuego”.
Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sostuvo que se opone a un alto el fuego “unilateral” que, según él, no conduciría a evitar que Hezbolá reagrupe sus fuerzas en la zona fronteriza.