DW.- China lanzó este miércoles un misil balístico intercontinental equipado de una ojiva ficticia en el Pacífico, un ejercicio inusual que apunta a una modernización de su programa nuclear y que provocó críticas de sus vecinos.
El ensayo, comunicado por el Ministerio de Defensa, se produce en un contexto de rivalidad con Estados Unidos en el océano Pacífico, de tensión con Filipinas por la soberanía en el mar de China meridional y de hostilidad abierta con Taiwán, una isla de gobierno democrático que Pekín reclama como propia.
El Ministerio de Defensa, que rara vez informa abiertamente sobre este tipo de ejercicios, no detalló el punto en que cayó el misil, ni si fue disparado desde tierra o un submarino.
Los misiles balísticos intercontinentales figuran entre las armas más potentes del mundo y son capaces de transportar cargas nucleares devastadoras.
Nueva Zelanda no tardó en declarar que el disparo es “inoportuno e inquietante” y advirtió que consultará con sus aliados a medida que se conozcan más detalles.
Desde Japón, el portavoz del gobierno Yoshimasa Hayashi dijo que no hubo aviso previo de China respecto al lanzamiento y que el refuerzo de las capacidades militares de Pekín y su falta de transparencia son motivo de “seria preocupación”.
A su vez, Australia dijo haber pedido “explicaciones” a China, cuyo fortalecimiento militar “se está produciendo sin la transparencia ni las garantías que la región espera de las grandes potencias”, declaró un portavoz del ministerio de Exteriores.