Las exportaciones de cemento de Bolivia han experimentado una drástica caída en los últimos años, pasando de un valor de $us 10,5 millones en 2017 a tan solo $us 0,2 millones en 2023. Este descenso ha dejado una profunda huella en el sector y plantea interrogantes sobre el futuro de la industria cementera boliviana.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Bolivia solía tener a Paraguay como su principal mercado para el cemento. En 2017, las exportaciones alcanzaron su punto máximo, pero desde entonces, la tendencia ha sido marcadamente descendente.
“Es importante tomar en cuenta que nuestro principal mercado era el paraguayo. Desde 2017 hasta 2023, el 95 por ciento del cemento boliviano se iba para ese país. Sin embargo, el Gobierno paraguayo empezó a limitar sus importaciones con el motivo de proteger su industria. Hay cementeras paraguayas que han invertido significativamente, y han hecho sus gestiones para que el gobierno limite sus importaciones de cemento”, explicó Rommel Saavedra, jefe de la Unidad de Asesoramiento Técnico del IBCE.
Una tendencia a la baja
El análisis de los datos estadísticos año por año revela la magnitud de la caída. En 2018, las exportaciones de cemento disminuyeron a $us 5,1 millones, mientras que en 2019 se registró una leve recuperación a $us 5,7 millones. Sin embargo, el descenso continuó, y para 2022, las ventas al exterior se desplomaron a $us 1,4 millones, culminando en un ínfimo $us 0,2 millones en 2023.
Esta caída se atribuye en gran parte a las políticas proteccionistas del Gobierno paraguayo. En un intento por fortalecer su propia industria cementera, Paraguay ha implementado restricciones que han impactado severamente las exportaciones bolivianas. Las inversiones en nuevas cementeras dentro de Paraguay y las consecuentes medidas de protección han resultado en una reducción casi total de la demanda de cemento boliviano.
Impacto en la economía y la industria boliviana
El descenso en las exportaciones no solo afecta a las empresas cementeras, sino que también tiene repercusiones significativas en la economía boliviana en general. La reducción de las ventas externas significa menos ingresos de divisas y un golpe a la producción industrial del país. Las empresas cementeras se enfrentan ahora a un exceso de oferta y una disminución de los ingresos, lo que podría llevar a despidos y cierres de plantas si no se encuentran nuevos mercados.
Además, esta situación pone de relieve la vulnerabilidad de las exportaciones bolivianas a cambios en las políticas comerciales de los países vecinos. La dependencia de un solo mercado, como es el caso de Paraguay para el cemento, demuestra la necesidad de diversificación y búsqueda de nuevos destinos para los productos nacionales.
Estrategias para la recuperación
Ante este panorama desalentador, las autoridades y empresarios del sector cementero están buscando estrategias para recuperar y fortalecer la industria. Una de las posibles soluciones es la diversificación de mercados. Explorar nuevos destinos en América Latina y más allá podría ofrecer nuevas oportunidades para las exportaciones bolivianas de cemento.
Otra estrategia es mejorar la competitividad del producto nacional. Esto podría incluir inversiones en tecnología para aumentar la eficiencia de la producción y reducir costos, así como esfuerzos para cumplir con los estándares internacionales que hagan al cemento boliviano más atractivo en el mercado global.
El Gobierno boliviano también puede jugar un papel crucial en la recuperación del sector. Políticas de apoyo, incentivos para la exportación y negociaciones bilaterales para reducir barreras comerciales podrían ser fundamentales para revitalizar las exportaciones de cemento.