DW.- Unas inundaciones súbitas en la provincia de Baghlan, en el noreste de Afganistán, causaron al menos 311 muertos, según un balance provisional comunicado este sábado a la AFP por el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Poco antes, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), otra agencia de la ONU, daba cuenta de más de 200 muertos en estas inundaciones catastróficas ocurridas el viernes.
“Inundaciones repentinas asolan Afganistán, matando a más de 300 personas en Baghlan y destruyendo más de 1000 casas”, indicó la PMA previamente, que atribuyó el desastre natural a unas lluvias “inusualmente” fuertes en las últimas semanas y afirmó estar repartiendo alimentos a los supervivientes.
El Gobierno interino de los talibanes, que inicialmente había informado de 62 muertos, también revisó al alza la cifra, pero contabiliza la mitad de fallecidos que los organismos internacionales. “El número de víctimas es alto, aunque, hasta ahora y en base a la información inicial, 153 personas han muerto y cientos han resultado heridas, aunque los muertos podrían aumentar”, dijo a EFE el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Abdul Mateen Qani.
Según los datos proporcionados por los talibanes, 131 personas fallecieron en Baghlan, 21 en la vecina Takhar y otros 2 en Badakhshan. El Ministerio de Gestión de Desastres afgano también indicó que las provincias de Samangan, Faryab, Herat o Ghor resultaron igualmente afectadas, aunque no reveló datos del número de fallecidos.
El país asiático es uno de los más vulnerables del mundo al cambio climático y el menos preparado para adaptarse, de acuerdo con un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y ya sufrió inundaciones mortales el mes pasado, así como en 2023 y en años anteriores. A la vulnerable situación se suma la interrupción de buena parte de las ayudas internacionales y la congelación de los fondos del país, después de que los talibanes se hicieron con el poder en agosto de 2021.