Por un vacío legal, durante más de una centuria los sacerdotes, como el jesuita Alfonzo Pedrajas (+), acusado de abusar a menores en Bolivia, ingresaron al país como “extranjeros”, pero pese a ello cumplían con labores pastorales y de docencia, reveló el presidente de la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa que investiga los casos de pederastia, Luis Adolfo Flores.
Existió “un vacío de normativa, supuestamente el (Concordato) de 1851 fue cuestionado en seis artículos y finalmente no se ratificó porque había cuestionamientos, pero con ese documento existió la relación hasta el año de 1993, con ese vacío. Entonces el cuestionamiento en esa época es que durante esa falta de documento, los sacerdotes entraban en calidad de extranjeros no más, un español venía y ejercía sus sacerdocio, no había convenio, no había nada, y así entró supuestamente, estamos en investigación, así entró el padre Pica”, señaló a ABI.
El 29 de mayo de 1851, el ministro Plenipotenciario de su Santidad el Sumo Pontífice Pio 9 y cardenal de la Santa Iglesia Romana, Jacobo Antonelli, y el ministro Plenipotenciario de Bolivia, el general Andrés Santa Cruz, firmaron el Concordato que debía regir las relaciones bilaterales.
Si bien el 6 de noviembre de 1851 la Convención Nacional la aprobó como ley, el Gobierno boliviano señaló que la “ratificará” luego de que se realicen aclaraciones en los artículos 2, 3, 6, 7, 8, 12, 18, 20 y 21 para ponerlos en perfecta armonía con la Constitución de la República.
No obstante, esto no se concretó y, por tanto, el Concordato no entró en vigencia entre ambos Estados.
Ya en 1993, luego de 142 años, ambos Estados firmaron el 3 de agosto las Notas Reversales entre la Santa Sede y el Gobierno de Bolivia.
Estas fueron aprobadas y ratificadas por el Congreso Nacional mediante la Ley Nº 1644 de 11 de julio de 1995.
El provincial de la Compañía de Jesús en Bolivia, el padre Bernardo Mercado, señaló que ese marco normativo regula las actividades de esta entidad en territorio nacional.
Apodado Pica, Alfonso Pedrajas, natural de Valencia, España, llegó a Bolivia a inicios de la década de los ‘60’, cuando efectivamente no había un marco normativo vigente entre El Vaticano y Bolivia.
Cumplió labores en los colegios San Calixto, Ayacucho y el Correccional de Menores, en La Paz.
Luego de su estadía en Lima, donde habría cometido su primer abuso sexual, según su confesión en su diario de más de 300 páginas, retornó a Bolivia, y lo nombraron subdirector y luego director del colegio Juan XXIII, en Cochabamba, Bolivia.
Según el propio Pedrajas, ahí habría abusado de unos 80 menores de edad, según dejó escrito en su diario del que una parte se publicó el 30 de abril en el diario español El País y que destapó las denuncias de violación al interior de la Iglesia Católica en Bolivia.
Además de Pedrajas, fueron denunciados por hechos similares los jesuitas Carlos Vilamil Olea, Francesc Peris, Francisco Pifarré, Jorge Vila Despujol, Luis María Roma Padrosa, Antonio “Tuco” Gausset Capdevila y Luis Tó. Los casos son investigados por el Ministerio Público.
Durante su entrevista en la Comisión Especial de Investigación de Delitos de Abuso Sexual, Violación Sexual, Violación Infante, Niña, Niño y Adolescente y otros Delitos Conexos, relativos a la Violencia Sexual, presuntamente, suscitados en entornos eclesiales, que constituyan Pederastia Clerical, mercado dijo que a algunos de los denunciados los conoció durante su formación como jesuita.
“Sé de la existencia de estos señores, además en muy buen concepto, del señor Alfonso Pedrajas, ¡por Dios me cuentan las historias y digo qué me están contando! Y yo lo he conocido como un anciano, enfermo ya en sus últimos días, bastante bien. Ahora, es evidente que nadie lleva un letrero diciendo ‘yo soy lo que soy’”, refirió.
Afirmó que “no trabajó nunca con ellos, por la distancia de edad”. “Cuando eran ancianos casi muerdo, yo recién empecé a trabajar, entonces nos dista mucho”, alegó.