EFE.- Tras la conmoción inicial, los ucranianos reaccionan con resiliencia a la inundación causada por la destrucción de la presa de Kajovka y los voluntarios acuden a la ciudad parcialmente anegada de Jersón para ayudar con la evacuación y apoyar a los afectados.
“Podéis ayudar a quienes lo han perdido todo trayendo ropa y otros objetos”, escribió Anna Lazarevich en una publicación en redes sociales desde una escuela en Odesa (sur) que se ha convertido en un punto improvisado de recogida de ayuda humanitaria.
Aunque está conmocionada, como muchos ucranianos, quiere hacer lo posible para ayudar a los demás. “Acabamos de traer algunas de nuestras cosas para que sean enviadas a Jersón”, explicó en declaraciones a Efe.
La destrucción de la presa en la madrugada del martes y la subsiguiente crisis humanitaria y ambiental ha sido un duro golpe para muchos.
“Observarlo todo, mi ciudad natal inundada y la gente, incluida mi familia, perdiendo sus hogares, es como si me estuvieran arrancando la piel poco a poco”, escribió al respecto Anna Lodygina, una periodista desplazada por la invasión, originaria de la localidad de Nueva Kajovka, próxima a la presa.
“Muchos de mis pacientes que habían logrado encontrar alguna forma de equilibrio ahora dicen que no saben qué hacer y que el terrorismo ruso en Nueva Kajovka les ha vaciado por completo de energía”, publicó en su cuenta de Facebook la psicóloga Natalia Pidlisna.
La psicóloga pidió a sus seguidores en la red social que ayuden a sus conocidos de la zona o que, si no tuvieran la posibilidad de hacerlo, que donen al ejército ucraniano o a organizaciones de voluntarios.
Anastasia Tihaia, una joven de 21 años y vecina de Irpin (centro), estaba dispuesta a acoger a 15 gatos y 20 perros de Jersón en su refugio para animales discapacitados, pero, tras ver fotografías de la ciudad, no pudieron esperar más y emprendió el camino en coche por su cuenta.
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“Todo es muy caótico aquí”, informó a sus seguidores en Instagram tras llegar a Jersón con su equipo, que en pocas horas rescató una decena de mascotas exhaustas.
Muchos otros animales siguen necesitando ayuda, afirmó y pidió apoyo para adquirir una barca grande con la que llegar a otras zonas inundadas.
A pesar de la aparentemente escasa organización, la ayuda está alcanzado rápidamente a Jersón y en los comentarios se acumulan las sugerencias y ofertas de ayuda, mientras que llegan barcas, motores y bombas de agua donadas por pescadores, municipios y particulares.
El nivel de las aguas continuó aumentando hoy, aunque con mayor lentitud que ayer, mientras que los voluntarios prosiguen con su recorrido de casa en casa.
Uno de ellos, Andriy, está retransmitiendo parte del rescate a través de Instagram. Algunos de los rescatados, sobre todo los ancianos, logran a pesar de todo sonreír cuando los voluntarios les ayudan cuidadosamente a subir a la barca.
En el distrito de Korabel, golpeado durante meses por la artillería rusa, parece que ya nada puede impresionar a los vecinos que quedan, y algunos son reacios a abandonar sus hogares a pesar de que de los quioscos cercanos sólo asoman del agua los techos y de que no hay luz ni agua en sus casas.
Quienes se marchan sólo son capaces de llevarse sus posesiones más preciadas y en los vídeos se puede ver a una pareja de ancianos con un caniche cuya cabeza asoma de una bolsa de la compra.
Un abuelo sonriente se lleva de pronto una mano ensangrentada a una herida en la cabeza. El fuego de artillería desde la otra margen del río, donde están apostados los rusos, se ha reanudado y por lo menos una persona murió hoy a causa de ello, mientras que dos resultaron heridas.
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El equipo de Andriy transporta a los rescatados a un centro de recepción improvisado, desde donde otros voluntarios les prestan apoyo.
“Ya hemos traído y distribuido agua, productos de higiene y toallas gracias a los donativos de nuestros amigos de toda Ucrania”, dijo a EFE Iryna Mesentseva, una voluntaria local.