DW.- El avance de la desinformación, que cada vez cobra más peso a través de campañas oficiales de propaganda que dificultan discernir la verdad de lo falso, ha marcado la dificultad que atraviesa la libertad de prensa en el mundo, según la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
En su clasificación anual de 2023, que evalúa la situación en 180 países de la libertad de prensa, difundida este miércoles con motivo del Día Mundial de la Libertad de la Prensa, RSF destacó un retroceso en ese derecho a nivel general, con solo tres de cada diez países con una situación “satisfactoria”.
En este contexto, el martes por la noche la Unesco otorgó el Premio Mundial de la Libertad de Prensa 2023 a tres periodistas iraníes encarceladas. Elaheh Mohammadi y Niloofar Hamedi, que ayudaron a hacer pública la muerte bajo custodia de Mahsa Amini en septiembre, y la activista de derechos humanos Narges Mohammadi. “La libertad de prensa representa el elemento fundamental de los derechos humanos”, pero “en todos los rincones del mundo, la libertad de prensa es atacada”, dijo el jefe de la ONU, Antonio Guterres, en un mensaje por video en una conferencia organizada por la Unesco en la sede de Naciones Unidas en Nueva York en el marco de la cual se anunció también un fondo para apoyar a medios de interés público.
América Latina, como los países en guerra
Dentro de la volatilidad general, el secretario general de RSF, Christophe Deloire, destacó el avance de 18 plazas de Brasil (puesto 92), ligado a la salida del poder del anterior presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, o la caída de 31 de Senegal, que lideraba la clasificación en África. El responsable de RSF apuntó también a las campañas de desinformación, que definió como “industria del simulacro”.
“La inestabilidad es el efecto de una agresividad creciente del poder en numerosos países contra los periodistas en las redes sociales y en el mundo físico”, agregó Deloire, quien resaltó la fragilidad de América Latina, una región con un índice de asesinatos de informadores equivalente al de los países en guerra. “Para resistir (a esa violencia) son necesarios marcos legales sólidos que, en muchas ocasiones, no se han puesto en marcha” en América Latina, comentó Deloire a EFE. La SIP alertó recientemente también del momento crítico que atraviesa la prensa en la región.
China, la “mayor cárcel” de periodistas
China es “la mayor cárcel para profesionales de los medios y los defensores de la libertad de prensa” según el informe. Este destaca que, además de su condición de mayor carcelero, China “lleva a cabo una campaña de represión contra el periodismo y el derecho a la información en el mundo entero”. “El régimen chino recurre a la vigilancia, la coerción, la intimidación y el acoso para impedir a los periodistas independientes rendir cuenta de los temas que juzga sensibles. China es la mayor cárcel de periodistas del mundo, con más de 100 actualmente en prisión, en condiciones muy duras”, subraya el informe.
El último puesto de la clasificación recae, al igual que en años anteriores, en Corea del Norte, que “ejerce un control férreo de la información y prohíbe estrictamente el periodismo independiente” y donde “varios periodistas han sido detenidos, deportados, enviados a campos de trabajos forzados o asesinados por haberse desviado del relato del partido”. El trío de cola lo cierra Vietnam, que baja del puesto 174 a 178 en la clasificación ante el aumento de detenciones y donde “el aparato asfixia cuidadosamente todas las iniciativas periodísticas que emanan de la sociedad civil”, según el informe.