La Opinión.- El poder económico de los cárteles de la droga no solamente les permite reclutar cientos de sicarios o corromper autoridades en México, sino también adquirir poderoso arsenal similar al que utilizan las fuerzas armadas.
Rifles tipo AR-15, fusiles AK-47, granadas y lanzagranadas son de las armas más utilizadas por los miembros del crimen organizado, pero entre sus favoritas hay una que es mucho más poderosa y letal: el fusil Barret calibre 50.
Incluso, una de estas piezas fue hallada en la casa de seguridad de Los Mochis, Sinaloa, donde se ocultaba y de donde se escapó Joaquín “El Chapo” Guzmán, antes de ser aprehendido por última vez.
Este rifle, de acuerdo con los especialistas, es capaz de derribar aeronaves y de penetrar los blindajes más sólidos, así como estructuras de cemento, motivo por el que resulta muy atractivo para los grupos del crimen organizado, a los cuales se les han decomisado cientos de este tipo de fusiles.
Así lo revelan datos del Ejército mexicano proporcionados al diario Milenio, en donde se detalla que, de 2019 a la fecha, se han asegurado 259 rifles Barret en 17 estados del país, arrojando un promedio de seis de estas armas aseguradas al mes.
De acuerdo con la información de la Secretaría de la Defensa Nacional, en 2019 y 2020, se decomisaron 66 barrets por año, mientras que en 2021 esta cifra aumentó a 73.
En el presente año, hasta el mes de julio se cuenta con una estadística de 54 de estos rifles incautados, por lo que, de mantenerse la tendencia de seis asegurados por mes, podría cerrar como el año con la cantidad más alta de barrets asegurados en lo que va de la actual administración.
Asimismo, se informó que Tamaulipas es el estado donde se han asegurado el 51 por ciento de los barrets, con 131; le sigue Michoacán, con 36 decomisos; Sonora, con 29; Sinaloa, con 13; además de Jalisco y Nuevo León, con 11 cada uno.
Cabe recordar que el rifle Barrett es el que se utilizó para derribar un helicóptero en 2016 en el municipio de La Huacana, Michoacán, el cual pertenecía a la Secretaría de Seguridad Pública del estado.
Como resultado de ese atentado, murió el piloto de la aeronave y tres policías más. Posteriormente se dio a conocer que el Cártel Jalisco Nueva Generación fue responsable del ataque.