María Magdalena Amurrio, una cochabambina con tres hijos y un bebé en brazos, decidió ir a buscar ayuda de profesionales entendidos en síndrome de Down a Estados Unidos con el fin de buscar apoyo para su hijo que nació con este mal.
En marzo de 1990, a la edad de 37 años, emprendió su viaje al país del norte, motivada para encontrar un tratamiento médico para su bebé, en aquel entonces solo llevaba 60 dólares en el bolsillo. Desde ese entonces a la fecha ya son 29 años que radica en Nueva York.
Una vez establecida en esa ciudad estadounidense, observó que en un terreno grande frente al edificio donde vivía, la gente botaba basura en gran cantidad, por lo que buscó apoyo de las autoridades para limpiar y hacer recoger los desperdicios y en marzo de 1993 comenzó el proyecto del jardín.
“El terreno, de frente, es como de dos edificios, tiene la forma de ‘L’, de ancho tiene más o menos 1.000 metros y el largo es cuatro veces más que el frente”, describió Amurrio.
Junto a personas que quisieron ayudar de forma voluntaria, nuestra entrevistada inició el proyecto “Maggie’s Magic Garden (Jardín Mágico de Magui, traducido al español)”. Actualmente Magdalena y sus colaboradores vienen realizando gestiones para conformar una organización sin fines de lucro y de esa forma poder contar con ayuda económica de otras instituciones.
Para poder recaudar algunos recursos económicos, ponen una botella al ingreso del jardín y la gente que visita el lugar coloca algunos dólares.
Asimismo, mencionó que se reunió con el alcalde de Nueva York para declarar a esa área verde como jardín de por vida. “Hay mucho apoyo político de concejales asambleístas y senadores, estoy gestionando reuniones”, dijo.
Indicó que ahora ese terreno está protegido por 100 años para que no lo toquen ni se lo apropien personas inescrupulosas.
Visitantes
En un principio, quienes más visitaban el jardín eran mexicanos, ya que había muchos inmigrantes de ese país por la zona, pero con el transcurrir del tiempo se fueron del lugar, actualmente son más dominicanos y puertorriqueños los que visitan el jardín.
Según cuenta Magdalena a Enfoque News, este es un jardín orgánico, porque no se utiliza agroquímicos para fumigar las plantas y producen su propio abono orgánico con base a cáscaras y otros residuos reutilizables.
Tiene acuerdos y convenios con restaurantes y cafeterías de varias partes de la ciudad que dejan containers de cáscaras de huevo, de plátano y borra de café, lo mismo ocurre con los vecinos quienes reciclan su basura y sobras de verduras.
“Yo no utilizo ningún tipo de químicos, hay algunos insectos que dañan (las plantas) porque a un inicio llegó una plaga de África y perjudicó a muchos sembradíos, pero con agua he ido matando a esos bichos”, explicó.
También dijo que algunas aves ayudan a cuidar el jardín, como los gorriones que se comen los insectos, en recompensa son alimentados con semillas.
En cuanto a los voluntarios, estos ayudan por turnos, son entre 15 a 20 los permanentes que visitan el lugar cualquier día y hora; sin embargo, cuando sube la temperatura van seguido para cuidar de cerca que el intenso calor no maltrate las plantas.
Magdalena aseguró que en época de invierno los vecinos y voluntarios se brindan para cuidar las plantas (en macetas) en sus departamentos para evitar que el frío las arruine, y al día siguiente las sacan al sol.
Tipos de plantas
Para comenzar a sembrar las semillas primero preparan cajas y luego abonar, para ello se debe mezclar arena, abono y la tierra que hay en el jardín.
Las semillas son traídas de Bolivia, en su mayoría de Cochabamba, lo que también significa un costo.
Tomate, pepino, jalapeño, quirquiña, achojcha y locoto son algunas de las plantas que han sido sembradas en el jardín.
En abril, que es la época de primavera se siembra lechuga, porque se marchita en verano.
También hay diversidad de frutas: durazno, fresa, higo, uva, arándanos, frambuesa y muchas otras.
Todo lo que produce en el jardín mágico, se comparte con la comunidad; sin embargo, las primeras cosechas se distribuyen entre los voluntarios. “El que más trabaja recibe más”, señaló Magdalena.