La producción de trigo en Bolivia ha caído a su nivel más bajo en tres décadas, alcanzando apenas el 5% de la demanda interna. La escasez del cereal ha desatado una crisis en el sector panificador, que ahora enfrenta problemas de abastecimiento de harina y la posible alza en el precio del pan de batalla, alimento básico en la dieta boliviana.
Jaime Hernández, gerente general de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), atribuye el colapso a la grave sequía que afecta al país. “La sequía ha generado el peor rendimiento de los últimos 30 años. Con una producción de solo 35,000 toneladas, no alcanzamos ni el 5% de la demanda anual, que asciende a 800,000 toneladas”, explicó Hernández. Esta cifra es notablemente inferior a las producciones de temporadas anteriores, que rondaban las 130,000 toneladas.
A la falta de lluvias se suma la escasez de incentivos para los agricultores, lo que ha resultado en una menor superficie sembrada y una producción insuficiente. “Sin incentivos y con una sequía prolongada, los agricultores decidieron sembrar menos, y ahora enfrentamos las consecuencias de esta baja producción. Esto afecta directamente al sector panificador”, subrayó Hernández.
La crisis ha llevado a los productores a advertir que Bolivia tendrá que recurrir a importaciones para cubrir el déficit, lo que podría incentivar el contrabando de harina desde Argentina. En Cochabamba, los panaderos cumplen un paro de 48 horas para exigir al Gobierno un suministro estable de harina subvencionada, alegando que la distribución es irregular y advirtiendo que el precio del pan de batalla podría aumentar si la situación no mejora.
Por su parte, la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) asegura que dispone de harina suficiente para abastecer a los panaderos. Sin embargo, las dificultades logísticas y los bloqueos han generado incertidumbre en el sector. Aunque el paro anunciado por los panaderos fue suspendido el pasado 6 de noviembre, el conflicto entre el sector panificador y el gobierno continúa latente.
La crisis del trigo no solo amenaza con elevar el precio del pan, sino que también plantea serias dudas sobre la seguridad alimentaria en Bolivia y subraya la necesidad de políticas que fortalezcan la producción agrícola nacional, según algunos analistas.