Texto: Elías López Fernández
La irrupción de la inteligencia artificial (AI) en el escenario de las comunicaciones no ha pasado desapercibido para los profesionales comunicólogos y periodistas. Países de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, Asia y organizaciones internacionales, pusieron en el debate el marco normativo para el desarrollo y manejo de esta herramienta, en procura consolidar las reglas del juego sobre la calidad, transparencia y la responsabilidad en el uso de las nuevas tecnologías.
La IA puede mejorar el trabajo en los medios de comunicación, pero plantea todavía muchas interrogantes en relación con la fiabilidad, el sesgo de los resultados, la distorsión de la realidad en forma de noticias falsas o la suplantación de la identidad personal, por citar algunos ejemplos, elementos que se constituyen en una amenaza para los valores éticos en los espacios de información, razón por la cual se considera de vital importancia el desarrollo de un marco normativo para la regulación de las tecnologías emergentes.
Con la finalidad de conocer más sobre este tema, se entrevistaron a expertos en comunicación y la tecnología, quienes expusieron sus puntos de vista sobre la nueva realidad que presenta el uso de la IA. “La innovación tecnológica ha irrumpido en diversos campos profesionales, incluido el periodismo, con notables ventajas, pero también dejando en el camino importantes retos éticos”, señaló la periodista y docente universitaria Andrea Medinaceli.
“La inteligencia artificial apenas llega al uno por ciento de la inteligencia humana y aún no puede sustituir el trabajo periodístico, en el desarrollo de contextos, en la interpretación de los hechos, donde se requiere de la observación y el análisis de la realidad en el tiempo real; asimismo no puede reemplazar la intencionalidad y la subjetividad que caracterizan a otros géneros periodísticos, como son el interpretativo y el opinativo”, subrayó.
El principal desafío ético –dijo– es el manejo adecuado de la autoría de los contenidos generados por la IA, además de verificar su veracidad y calidad. “La inteligencia artificial puede ser una herramienta útil o una amenaza para la veracidad de la información”.
Por otro lado, alertó sobre el riesgo de la desinformación y las noticias falsas, razón por la cual los periodistas están en la necesidad de atribuir la autoría de una información de manera correcta, cuando se trata de contenidos generados por la IA, además de verificar su autenticidad y calidad de fuentes.
La regulación de la IA –dijo– debe estar orientada a respetar la libertad de información y expresión, y en esa línea los periodistas deben verificar siempre las fuentes y los contendidos que obtienen de esta herramienta. Recomendó mantener una mirada crítica y analítica frente a la tecnología y no depender exclusivamente de ella.
El experto en IA, Alexis Ernesto Becerra Rodríguez, indicó que incursionamos en un territorio inexplorado que se desarrolla muy rápido y es tan nueva que es difícil legislarla, lo cual no significa que la misma no deba ser regulada.
La IA aún no ha sido legislada, debido a su reciente invención y la rapidez en la que desarrollan sus herramientas, lo cual no significa que no se las deba regular en estos momentos. Por otra parte, consideró que el rápido avance de las nuevas tecnologías no debe ser motivo de preocupación, “su evolución no debe ser considerada como algo apocalíptico”.
El gigante tecnológico que se apodera de los medios de comunicación, para Becerra, no debe ser considerado como algo del “fin del mundo”, ya que la situación es semejante a la invención de la electricidad que en definitiva solo brindó nuevos campos de conocimiento.
Planteó que la necesidad de líneas rectoras en los diferentes proyectos basados en IA deben ser consideradas como los cimientos y garantías de calidad y excelencia de las distintas iniciativas que abogan por un uso ético de las nuevas tecnologías, de manera que las capacidades de esta tecnología siempre vayan a favor de las personas y se mantengan bajo su control en todo momento.
En opinión de Raúl Peñaranda, Presidente de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP), hay importantes aportes de la IA al periodismo. “Por ejemplo, ayuda mucho a resumir documentos extensos, eso es importante cuando le entregan a un periodista un texto extenso, considerando el profesional tiene poco tiempo para desarrollar su trabajo (…)”.
“La IA cuenta con recursos importantes para transcribir grabaciones y lo hace muy bien, y aprende con el tiempo a transcribir mejor. Ahí hay una amplia posibilidad de trabajar los audios y para pedir antecedentes e información sobre un tema uno puede emplear el chat GPT y otros que cuentan con información hasta el 2021”, precisó.
Señaló que hay herramientas más recientes que ayudan a contextualizar una investigación periodística, cuando buscamos antecedentes de los hechos noticiosos. Por ejemplo, “si uno no sabe exactamente cuándo fue el tercer gobierno de Víctor Paz Estenssoro en Bolivia, cuando el tema nos ocupa, podemos buscar en Wikipedia, pero los nuevos recursos son un Wikipedia avanzado”.
Para Peñaranda la IA tiene importantes beneficios que son evidentes, porque incluso puede ser utilizada como editor, uno puede ponerle un texto y pedirle mejorarlo, y ésta mejora la gramática y nos indica qué es lo que ha hecho; “nos expone y nos sugiere: en el primer párrafo le he quitado esta coma, también le he quitado dos palabras que sonaban igual, le he puesto un punto seguido, a la par que nos explica las razones de esos cambios”.
Respecto a la regulación del uso de la IA, manifestó que se presenta esa necesidad, cuando se presentan las partes negativas en el momento de clonar la voz de alguien, incluso hacerlo como si fuera un vídeo, “eso va a generar en el futuro un gran desafío para los periodistas, cuando se busque identificar qué es verdad y qué no, y cómo filtrar los materiales de dudosa procedencia”.
Actualmente existe ese problema con las noticias falsas y que todos los periodistas estamos tratando de identificar para saber qué vamos a publicar. “En los siguientes años esta realidad va a ser todavía más difícil y por lo tanto los desafíos van a ser también más grandes”, puntualizó.
Los expertos concluyeron en señalar que IA habiendo fascinado al mundo entero en los últimos meses, todavía está lejos de ser una herramienta perfecta. Una de sus principales limitaciones es no poder abordar temáticas o acontecimientos posteriores al 2021, ya que funciona con una base de datos con información hasta ese año. Además, puede tener problemas para responder preguntas muy específicas o de generar textos creativos y originales, ya que su código está basado en patrones de texto y de estilos.
Con todo lo expuesto, el 2023 probablemente pasará a la historia como el año en el que el concepto “inteligencia artificial” empezó a cobrar más protagonismo. Si bien la génesis de esta tecnología no es novedosa (pues en 1956 el término ya empezaba a acuñarse), en el último tiempo la idea de que una máquina o programa computacional puede pensar y expresarse como lo haría un humano ha tenido un considerable despliegue.