Bolivia, a menudo malinterpretada en lo que respecta a su consumo de alcohol, está desafiando los estereotipos arraigados. Contrario a la creencia popular, el país muestra uno de los niveles más bajos de ingesta de alcohol en la región sudamericana, y estos niveles están disminuyendo, según revelan datos recientes.
Un estudio elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), basado en las Estadísticas Mundiales de Salud 2023, desmiente el mito del elevado consumo de alcohol en Bolivia. Con un promedio de 4.1 litros de alcohol puro por persona al año, el país se ubica en el antepenúltimo puesto en Sudamérica, superando apenas a Ecuador y Venezuela.
Este descenso en el consumo de alcohol no es una casualidad. Según el “Estudio Nacional de Prevalencia y Características del Consumo de Drogas en Hogares Bolivianos” del Ministerio de Gobierno, entre 2007 y 2023, se registró una disminución significativa en la cantidad de ciudadanos que admitieron haber consumido alcohol, tanto en algún momento de su vida (-18,3%) como en los últimos 12 meses (-25,7%). Incluso, la proporción de personas que declararon haber bebido en los últimos 30 días ha descendido del 37,7% en 2007 al 17% en 2023, una reducción de más del 20%.
Los datos demográficos arrojan luz sobre esta tendencia. Los hombres presentan una mayor incidencia de consumo de alcohol en comparación con las mujeres, con un 64% y un 53,1%, respectivamente. Además, se observa una clara disminución en el consumo entre las generaciones más jóvenes, con un 74,3% de las personas entre 35 y 44 años que han consumido alcohol en algún momento, frente al 51,8% de los encuestados entre 18 y 24 años.
Daniel Mollericona, un experto en ciencias sociales que ha estudiado el consumo de alcohol en la región, atribuye la percepción errónea sobre el consumo de alcohol en Bolivia a un fenómeno de concentración. Señala que si bien el consumo puede parecer alto en determinados momentos, como fines de semana o festividades, no se refleja en el consumo per cápita anual, ya que el alcohol se ingiere en episodios concentrados en lugar de forma continua.
Mollericona sugiere que la evaluación del consumo de alcohol debería incluir indicadores como el “heavy drinking”, que mide la ingesta excesiva en un período determinado, para comprender mejor la dinámica del consumo de alcohol en Bolivia.
En resumen, los datos desmienten el mito del elevado consumo de alcohol en Bolivia y revelan una tendencia a la baja en la ingesta de esta sustancia. Estos hallazgos desafían las percepciones arraigadas y subrayan la importancia de analizar el consumo de alcohol desde una perspectiva más amplia y contextualizada.