DW.- “Ante el peor estiaje de los últimos 61 años y con la finalidad de manejar de forma responsable el control de nuestro sistema eléctrico”, el Gobierno de Ecuador anunció en un comunicado que, en principio, los apagones se registrarán en todo el país desde las 10 de la noche local (23:00 hora de Bolivia) hasta las 6 de la mañana entre el lunes 23 y jueves 26 de septiembre, la próxima semana.
Ecuador, con 17 millones de habitantes, pierde alrededor de 12 millones de dólares por cada hora de apagón, según la Cámara de Comercio del puerto de Guayaquil, núcleo comercial de la nación.
Quizás por eso, y a diferencia de otros periodos anteriores de racionamientos de electricidad, donde los cortes del fluido se dieron durante el día en distintos segmentos horarios y en diferentes zonas, esta vez abarcarán a todo el país al mismo tiempo y se realizarán durante la noche.
“El horario de corte establecido ha sido escogido con la finalidad de generar el menor impacto posible en las actividades productivas y el desarrollo de jornadas laborales”, señaló el Ejecutivo, ante una sequía que afecta a los embalses de varias hidroeléctricas, principal fuente de suministro eléctrico del país.
En ese sentido, el Gobierno agregó que también impondrá el teletrabajo en el sector público el jueves y viernes de esta semana, 19 y 20 de septiembre, y de la próxima, 26 y 27 de septiembre.
Desde este 18 de septiembre, con toque de queda
El pasado domingo, el Gobierno ecuatoriano había anunciado ya otro apagón general para este miércoles 18 de septiembre, en el mismo horario, debido a un “mantenimiento preventivo” en el sistema de transmisión de energía.
Ese racionamiento, según la ministra de Interior, Mónica Palencia, estará acompañado de un toque de queda, que será decretado como medida de seguridad en el país, afectado por la violencia del crimen organizado, bajo el estado de “conflicto armado interno” que el presidente Daniel Noboa declaró a inicios de año.
El jueves está previsto que las Fuerzas Armadas tomen control del embalse de Mazar, el segundo más grande del país, conforme lo dispuesto por Noboa en los días previos para evitar sabotajes en esta infraestructura crítica para el abastecimiento de la demanda eléctrica nacional.
El embalse de Mazar, situado en la sureña provincia andina de Azuay, cuenta con una capacidad de 410 millones de metros cúbicos de agua y sirve para alimentar a un complejo de tres hidroeléctricas situadas en la cuenca del río Paute con una potencia instalada de 1.757 megavatios.
Sin embargo, en los últimos días el nivel de esta reserva de agua ha descendido drásticamente debido a la ausencia de lluvias que vive la sierra de los Andes desde hace varios meses.