Quo.- “Edelweiss, Edelweiss, blanca flor de los Alpes”, cantaban los protagonistas de la (lacrimógena) película clásica “Sonrisas y lágrimas”. Esta flor mítica se convirtió en la preferida de emperador de Austria Francisco José I y su esposa la emperatriz Sisi, que recogieron mientras paseaban en bicicleta hacia el glaciar Pasterzen. En la actualidad, sigue siendo la insignia de las tropas alpinas austriacas, francesas, eslovenas, polacas, rumanas y alemanas. También hay una cerveza Edelweiß en Austria, y una línea aérea suiza llamada Edelweiss Air.
El extracto de Edelweiss se añade ahora a algunos productos de alta gama para el cuidado de la piel porque los compuestos naturales de Edelweiss tienen la capacidad de neutralizar los radicales libres y evitan la amplificación de los superóxidos que intervienen en los procesos de envejecimiento de la piel. Los jabones de Edelweiss y de leche de cabra son cada vez más comunes.
El Edelweiss es en realidad una pariente de las humildes margaritas, y como ocurre con estas, lo que parecen pétalos blancos son en realidad hojas modificadas. El nombre científico de la planta Leontopodium alpinum, quiere decir “pie de león”, mientras que su nombre alemán es la combinación de edel (noble) y weiss (blanco). Esta planta está extendida por las zonas montañosas de Europa, como los Pirineos, los Alpes y los Cárpatos, y crece entre los 1.800 y los 3.000 metros de altura. También se ha hecho popular en Norteamérica, donde los aficionados las cultivan en jardines de rocas o en macetas.
Edelweiss
La flor tampoco es exactamente blanca como la nieve. Las horas modificadas, que se llenan de pelillos a medida que avanza el verano, son de un color blanco plateado con un ligero matiz verde. Los centros de las flores son de color amarillo dorado por el polvo del polen.
Las flores de Edelweiss se clasifican como plantas perennes de vida corta. Después de propagarse por una zona y florecer unos cuantos años, son incapaces de propagarse por siembra y desaparecen de esa parte de la montaña. La flor de Edelweiss está amenazada de extinción, así que, si te la encuentras en la montaña, por favor, no la arranques.
Zermatt, Suiza
En esta famosa estación de esquí pueden encontrarse las flores de edelweiss en verano, entre julio y septiembre, cuando ya no hay nieve, pero se pueden recorrer espectaculares senderos de montaña. Una de las rutas disponibles se llama precisamente Edelweiss Path. Las multas por arrancar las flores son para temblar.
Ordesa y monte perdido, España
El Parque Nacional Ordesa y Monte Perdido en los Pirineos aragoneses es uno de los mejores sitios para encontrar el Edelweiss en España. Se puede encontrar sobre todo en la ruta que recorre la falda del Monte Perdido, a unos 2.500 metros de altura, entre julio y septiembre. Están muy protegidas y no se pueden recolectar sin permiso.
La Vanoise, Francia
En este Parque Nacional en los Alpes franceses no se puede esquiar, y está destinado a la conservación de la fauna y la flora, y casi el único sitio en Francia donde encontrar el Edelweiss. Hay multitud de rutas de montaña en verano con un paisaje espectacular entre Turín y Grenoble. Que no te pillen arrancando la flor.
Hohe Tauern, Austria
En los Alpes austríacos, no muy lejos de donde el emperador Francisco José recogía el Edelweiss para Sisi, podemos ir a contemplar la flor, pero sin tocarla. Es un Parque Nacional donde el Edelweiss crece libremente y donde podemos emular los paseos de la película “Sonrisas y lágrimas”.