Empecemos por el mantenimiento requerido dependiendo de la estación en la que estemos. Las nevadas intensas, las lluvias prolongadas o las granizadas pueden ocasionar daños de todo tipo y muchos de ellos se pueden evitar con la atención oportuna. En los tres casos es importante que te asegures de que tus tuberías están en óptimo estado para que el agua encuentre despejadas las vías de drenaje y las inundaciones que puedan generarse sean momentáneas. Durante el invierno es especialmente recomendable limpiar periódicamente la nieve que se pueda acumular en el techo; de esta manera evitarás posibles derrumbamientos causados por el exceso de peso.
Aunque el otoño, la primavera y el verano son estaciones más benevolentes, también son necesarios ciertos cuidados para evitar daños mayores que puedan causarte problemas y grandes gastos. Por ejemplo, durante el otoño también es importante liberar los techos y los jardines para evitar la acumulación de hojas secas y la proliferación de insectos. En algunos lugares donde las temperaturas son demasiado altas en verano y el suelo es demasiado seco, las hojas que caen de los árboles pueden representar un peligro de incendio forestal y en menor medida, dañar piscinas, jacuzzi y albercas si no se retiran a tiempo con el equipo adecuado.
Cuidados y precauciones necesarias para evitar daños mayores
Es aconsejable revisar dos veces al año (preferiblemente cada seis meses) las instalaciones eléctricas de tu casa, así como todo el sistema de fontanería. Puedes seguir estos consejos para detectar y evitar fugas de agua y buscar la ayuda de un electricista profesional que te garantice que el cableado está en óptimas condiciones y no existe ningún riesgo mayor.
Al menos una vez al año debes limpiar los sistemas de calefacción, preferiblemente antes de que llegue el invierno. De esta manera se prolongará su vida útil y los tendrás en óptimo estado para afrontar las bajas temperaturas.
Poda tu jardín y mantén a raya los árboles demasiado grandes o evita sembrarlos, pues algunos de ellos echan raíces tan fuertes que pueden romper suelos y causar daños que pueden afectar a la estructura de la casa.
Una fumigación al año también es un buen hábito, pues mantiene a raya las termitas
(ver el artículo sobre cómo atacarlas en caso de que aparezcan en tu casa), evita la reproducción de insectos y erradica animales portadores de enfermedades como los roedores