La política de endeudamiento de los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, ambos del Movimiento Al Socialismo (MAS), ha llevado al país a niveles nunca antes alcanzados desde el 2007. Hasta septiembre de este año, la deuda externa alcanzó los 13.408.000 dólares y cada boliviano ya debe más de 1.000 dólares.
En 2007, el país tenía una deuda de 2.208 millones de dólares; ahora, hasta septiembre de este año, es 13.408 millones de dólares. Es decir, seis veces más, según la publicación de la Fundación Jubileo.
Con esos niveles de deuda externa, en consideración del economista Germán Molina, cada boliviano nace y vive actualmente debiendo 1.108 dólares.
“Cada persona antes de nacer ya viene con su deuda. Cuando el país se endeuda, no está endeudándose el Gobierno ni las autoridades, es toda la población. Entonces, cada uno ya debemos ese monto. Si seguimos endeudándonos, ese monto puede aumentar mucho más”, advirtió Molina.
El analista de la Fundación Jubileo, René Martínez, resaltó que, con las bajas Reservas Internacionales Netas, los bajos ingresos por la venta de gas y los bajos o nulos ingresos de las empresas públicas, que en gran parte son deficitarias, la economía boliviana está al borde de declararse insolvente.
“El 2007, la deuda era apenas de $us 2.200 millones, ahora se ha multiplicado por seis veces la deuda externa y lo preocupante es que esta deuda ha crecido inclusive en el periodo de bonanza, cuando teníamos superávit fiscal, teníamos una gran cantidad de ingresos. Desde que acaba la bonanza, nos estamos endeudando mucho más”, alertó Martínez.
Entre tanto, el modelo económico del Gobierno se sostiene con la adquisición de más deuda externa, solicitar que la Asamblea Legislativa apruebe con premura más créditos internacionales.
“Actualmente, se ha llegado a una situación límite. El déficit y endeudamiento se tornan insostenibles, con riesgo de default (impago) y las reservas prácticamente se han agotado. El país está nuevamente en riesgo de una crisis de deuda después de cuatro décadas”, sostiene Jubileo.
La semana pasada, la Standard & Poor’s bajó la calificación a Bolivia de B- a CCC+ y advirtió que su calificación seguirá cayendo si no revierte su actual situación.